La actual pandemia de COVID-19 ha alterado nuestras vidas en todos sus aspectos, especialmente en su vertiente profesional. La atención a nuestros pacientes se ha visto alterada en mayor o menor medida en todo el territorio nacional. En esta nueva situación, si algo se ha mantenido constante a lo largo del tiempo ha sido el cambio en la práctica clínica habitual debido al escaso conocimiento sobre el comportamiento de esta infección. Nuevas evidencias, editoriales sobre la experiencia de otros centros, y protocolos de actuación nos han bombardeado diariamente. En toda esta vorágine, los neurocirujanos hemos jugado un papel secundario. La primera línea de batalla ha correspondido a otras especialidades, y nosotros hemos adquirido un papel de apoyo en el mejor de los casos, y de meros espectadores en muchos otros. Aunque los enfermos infectados por COVID-19, por su número y gravedad, merecen todo los recursos estructurales y personales que han sido habilitados a lo largo de las distintas fases de la actual pandemia, la atención a nuestros pacientes se ha visto afectada de forma muy importante por retraso o modificación del tratamiento previsto. A lo largo de todo este proceso las distintas estructuras organizativas han ido tomando decisiones de forma mas o menos apresurada y basadas en los conocimientos disponibles en ese momento. La falta de tiempo y de información correcta puede justificar en muchos casos las decisiones equivocadas que se hayan podido tomar. Precisamente por eso, ahora que la situación es un poco mas pausada, no nos debemos permitir que la falta de información nos lleve a decisiones erróneas en un futuro o perpetuar medidas que no demuestren un beneficio en la evolución de nuestros pacientes. Esta pandemia no ha remitido, y, en ausencia de vacuna, es probable que nos golpee de nuevo con fuerza en un futuro cercano. Por ello creemos que es necesario recabar información fiable de los efectos directos e indirectos que todo este proceso ha tenido sobre nuestros pacientes. Esto nos permitirá, primero tener una imagen real de lo que ha sucedido, la mortalidad de nuestros pacientes operados, el retraso en la atención de los no operados y la repercusión de este retraso en su evolución, etc. Y en segundo lugar, y probablemente mas importante, nos permitirá afrontar mejor las posibles oleadas que estén por venir. Por eso os invitamos a participar en un registro multicéntrico sobre la actividad neuroquirúrgica durante los tres primeros meses de esta pandemia. El protocolo de este estudio está disponible para vuestra lectura así como el cuaderno de recogida de datos. Como en todas las actividades multicéntricas cualquier trabajo que surgiera del registro sería compartido por los participantes y aparecerán en el listado de coautores de las publicaciones generadas. Además los investigadores tendrán acceso al registro y podrán realizar desde el mismo los trabajos que consideren, siempre informando al resto de participantes. El protocolo ha sido ya aceptado por el comité de ética del Hospital 12 de Octubre, centro que ha organizado el estudio, con el fin de agilizar los trámites, con lo que los investigadores solo tienen que informar al comité local. El cuaderno de recogida de datos es electrónico y esta alojado en la plataforma REDCap, que es una plataforma segura que tienen muchos institutos de investigación, en este caso el imas12. Los coordinadores del registro, los Dres Ana Castaño e Igor Paredes ,neurocirujanos del Hospital 12 de Octubre, estarán a vuestra disposición para cualquier duda que podáis tener, así como organizar la inclusión de los diferentes centros y daros las claves de acceso. Por favor contactad con ellos si os interesa participar en el estudio.
Os agradecemos mucho vuestra colaboración y esperamos vuestra participación.
Resolución de Clasificación No-EPA – ESTUDIO COVIDNeurosurg